Miembros del gabinete del presidente Ricardo Martinelli insisten que trabajan para un gobierno empresarial. El mandatario lo planteó antes de llegar al solio presidencial en 2009 y también en varios escenarios internacionales y podios nacionales después de ser ungido en su actual puesto. Recientemente, la ministra de Trabajo, Alma Cortés, señaló que su lealtad hacia el presidente de la República pasaba por su compromiso de estar trabajando para un gobierno empresarial. La misma ministra fue la que anunció, a fines del año pasado, la intención del Ejecutivo de proponer reformas a la Constitución Política.Las reformas obviamente tienen un tinte empresarial. Según el gobierno, las reformas quieren acortar a cinco años el período de espera para la reelección del presidente. Mediante las reformas también se quiere crear un Tribunal Constitucional que se colocaría por encima de la Corte Suprema de Justicia. Para adornar la propuesta el Ejecutivo ha introducido dos iniciativas muy originales. Por un lado, incorporar a la Constitución el programa que beneficia con un pago de 100 dólares a las personas con 70 años de edad o más que no cuentan con beneficio social alguno (“los cien para los 70”). Por el otro, elevar a la categoría constitucional el programa denominado “beca universal”, que consiste en darles a los padres de estudiantes con índice 3 o superior un emolumento mensual de 20 dólares.
La propuesta ha creado un ambiente adverso en la población panameña, especialmente entre los sectores que sospechan que la intención verdadera del presidente Martinelli es aprobar una reforma que le permita aspirar a la reelección inmediata. La Asamblea de Diputados tendrá que debatir la propuesta de reforma en el período legislativo recién inaugurado. Si es aprobada por ese poder del Estado, la reforma tendría que ser llevada a un referéndum donde el pueblo votaría a favor o en contra.
Actualmente, el gobierno tiene una mayoría en la Asamblea formada por la llamada “Alianza para el cambio” que está formada por el Partido Cambio Democrático de Martinelli y el Partido Panameñista del vicepresidente Juan C. Varela. Los dos partidos y otros menores tienen casi 50 votos de un total de 71. Los panameñistas, sin embargo, se muestran contrarios a cualquier cambio constitucional que implique una reforma al articulado que se refiere a la reelección presidencial.
La Embajada de EEUU que intervino directamente en 2009 para asegurar el triunfo electoral de Martinelli, ha tomado su distancia en el asunto. Según los mensajes secretos de los diplomáticos norteamericanos, publicados en El País, de Madrid, y en el New York Times, las relaciones de Washington con Martinelli han perdido el lustre que tenían hace año y medio. EEUU se inclina por lo que llama una “democracia con alternabilidad” similar a la que practican en su país.
El gobierno de Martinelli dio a conocer su plan de reformas constitucionales en medio de dos escándalos políticos y varias “metidas de pata”. Además, el gabinete del presidente mantiene una guerra permanente con la clase trabajadora, la clase media y los ambientalistas. Entre los escándalos políticos se destaca la renuncia del procurador general quien tuvo que enfrentar la liberación de supuestos narcotraficantes por parte de una red de funcionarios corruptos. También, Martinelli tiene que lidiar con las declaraciones de la embajadora de EEUU, filtradas por Wilkileaks, que lo acusa de bravucón y acosador.
Lo que más preocupa a los panameños es que el presidente Martinelli siempre opta por irse de paseo cuando la casa está en desarreglo. Esta semana decidió ir a ver un juego de fútbol americano en el sur de EEUU (Nuevo Orleans) cuando su iniciativa de modernización del transporte urbano (Metro-Bus), recién inaugurado, está siendo criticado por los usuarios. Igualmente, cuando el área metropolitana de la ciudad de Panamá está prácticamente ahogada en la basura que no recoge el sistema de aseo colapsado. Decidió ausentarse el día después de que la ciudad de Panamá sufrió una interrupción total de la distribución de agua potable. Los tres servicios estratégicos – transporte urbano, aseo y agua potable – cuentan con los fondos públicos de sobra para que funcionen como corresponde. Simplemente, no están en las prioridades del gobierno. Al igual que la educación, la salud y la vivienda, el gobierno del presidente Martinelli se ha desentendido de estas áreas fundamentales para el desarrollo del país. También han quedado relegados de la agenda gubernamental los sectores productivos de la economía como la industria y el sector agropecuario.
Por estas razones los ministros del presidente Martinelli se consideran parte de un gobierno empresarial. Su objetivo estratégico es generar ganancias para un selecto grupo de empresarios, a cualquier costo, sin importar que el país continúe descendiendo por un espiral donde la pobreza y el crimen organizado se apoderen de nuestras instituciones.
Panamá, 6 de enero de 2011.
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