sábado, 30 de abril de 2011

No hay 1º de Mayo en Washington

El presidente panameño, Ricardo Martinelli, entró por fin el 28 de abril a la Casa Blanca para reunirse con el mandatario norteamericano, Barack Obama. Juntos anunciaron que el Ejecutivo de EEUU está enviando al Congreso el proyecto de Tratado de Libre Comercio (TLC/TPC). El expresidente Bush nunca lo había enviado porque un Congreso controlado por el Partido Demócrata lo rechazaría. Cuando Obama llegó a la Presidencia no envió el tratado con Panamá por las mismas razones. Ahora que el Congreso está en manos del Partido Republicano, el presidente demócrata le envía el proyecto con la seguridad de que será aprobado.
La fiesta organizada por Martinelli en Washington es única por parte de un presidente panameño. Para organizar fiestas la comitiva tiene fama bien merecida. El numeroso grupo - que viajó en varios aviones – incluye la mayor parte de su Consejo de Gabinete, una buena parte de la bancada oficial en la Asamblea y numerosas delegaciones empresariales. El Tratado le cede a EEUU derechos para introducir todas sus líneas de exportación sin pagar impuestos y, además, incluye cláusulas que someten a la supervisión de Washington el “centro financiero”. (Esta “última” conquista norteamericana beneficiará los bancos de dudosa reputación del sur de Florida). Panamá sólo se beneficiará, según se anunció, con el incremento en un 20 por ciento de su cuota de exportación de azúcar.
El Partido Demócrata norteamericano se oponía al Tratado por el creciente abuso de los gobiernos panameños frente a los derechos de los trabajadores organizados de Panamá. El presidente Obama puso todas las justas demandas laborales a un lado y se alió con la actual mayoría republicana para enviar el proyecto al Congreso.
Obama puede decir que por lo menos no le faltó el respeto al 1º de Mayo, día que los obreros del mundo conmemoran con motivo de la masacre protagonizada en 1886 por la policía de Chicago contra una multitud congregada en protesta por las violaciones de los derechos del pueblo. Después de la masacre los “notables” de la ciudad colgaron a los dirigentes sindicales acusados de supuestos “terroristas”. Cree que no le falta el respeto por que en EEUU – lugar donde se dieron los trágicos hechos – han borrado la fecha de su historia oficial.
El mundo del trabajo se detiene el próximo domingo 1º de mayo de 2011 para reflexionar sobre el futuro de la humanidad sin perder de vista las batallas del pasado y el sacrificio de sus mártires. En Panamá hace apenas meses dos obreros de las bananeras fueron cruelmente asesinados en Changuinola por fuerzas represivas del actual gobierno. Hace tres años, obreros de la construcción en la ciudad de Colón fueron baleados por la Policía del gobierno anterior al actual. La historia de las luchas obreras en Panamá siempre ha sido injusta y desigual.
Los trabajadores del Ferrocarril Interoceánico de mediados del siglo XIX, sin sindicatos y con organizaciones precarias, fueron perseguidos a sangre y fuego. Los obreros que construyeron el Canal de Panamá, a principios del siglo XX, organizaron sus sindicatos pero éstos no valieron para evitar la muerte y humillaciones del régimen de “apartheid” a manos de los administradores militares norteamericanos. A mediados del siglo XX los trabajadores de las nuevas industrias urbanas y rurales lucharon por alcanzar el respeto que se merecían pero igualmente eran perseguidos, encarcelados y muertos por una policía militarizada panameña.
La historia de la clase obrera panameña es de lucha y sacrificio. En la actualidad, la política oficial pretende crear una masa de trabajadores “precarios” sumidos en el empleo informal. Es el sistema que pretende desarticular y ahogar a los obreros y sus organizaciones. Los gobiernos de turno han convertido el empleo informal en la norma. El objetivo de los dirigentes gubernamentales es destruir los sindicatos para que los trabajadores queden a la merced de sus empleadores.
Según un comunicado del Partido Alternativa Popular (PAP), “en el caso particular de Panamá, la clase obrera observa como el gobierno incrementa el presupuesto nacional, producto de los ingresos de actividades especulativas. Sin embargo, el incremento de las riquezas sólo beneficia a los ricos y, al mismo tiempo, aumenta la pobreza entre los trabajadores. En la última década se han cerrado decenas de miles de plazas de trabajo y en su lugar aparecen los llamados empleos “informales”, mal pagados e indecentes”.
El PAP agrega que “la política especulativa de los propietarios panameños, que controlan todos los resortes del gobierno, han disparado los precios de los bienes de primera necesidad en un espiral cuyo fin no se conoce. El costo de la “canasta básica”, que debe satisfacer las necesidades de las familias de los trabajadores, se ha ubicado más allá del alcance de los panameños. El transporte público, el arroz, la carne, la vivienda, los medicamentos y los utensilios escolares suben de precio mientras que el salario de los trabajadores tiende a disminuir”.
La política de seguridad, tomada de los manuales de EEUU, equipara a los trabajadores y los narcotraficantes como si los obreros fueran enemigos y los identifican como elementos peligrosos para la seguridad del Estado. “La inversión de millones de dólares en la compra de nuevos armamentos, en el adiestramiento militar de los policías, en la construcción de bases aéreo navales en todo el país responde a una política de control de las organizaciones obreras, en alianza con y financiado por EEUU”.
La unidad de todos los trabajadores es la consigna que levanta el PAP. Hay que “construir los puentes organizativos entre todos los panameños oprimidos de la ciudad y del campo”. Además, hace especial referencia a la situación de la “juventud obrera que es víctima de la injusticia del sistema capitalista que le impide acceder a trabajos decentes.  Esa misma juventud que no hace mucho tenía oportunidades de mejorar su condición social mediante la educación, hoy es reprimida, obligada a someterse al crimen organizado y enviada a centros de detención inhumanos donde se les viola todos los derechos humanos. Los jóvenes que deberían estar en las escuelas o en los centros de producción son enviados a la cárcel”.
Otra fuente cercana a los trabajadores panameños, el Frente Panamá Soberana (FPS), dice que “las noticias que emanan del gobierno del presidente Martinelli señalan que la situación se pondrá peor en los próximos tres años de gobierno, con el incremento sin control del precio de la canasta básica”. Apunta a la preocupante política del “gobierno que sólo invierte en actividades especulativas que no generan empleo ni desarrollo. En cambio, a los especuladores mas “ricos del país les hace realidad una “Estrategia de Inversiones” que les repartirá 13 mil millones de dólares entre 2011 y 2014”.
El Frente Panamá Soberana (FPS) hace un llamado a la clase trabajadora para promover la unidad entre los obreros y todos los panameños. “Los triunfos del futuro, según el FPS, dependerán de la unidad y del trabajo de todos”.
Panamá, 28 de abril de 2011.

jueves, 21 de abril de 2011

La batalla por la Revolución domina VI Congreso

Cualquier análisis sobre Cuba tiene que, en primer lugar, partir de la realidad actual. Muchos tratan – equivocadamente - de entender a Cuba partiendo del triunfo de la Revolución en 1959. Otros a partir del acuerdo entre el gobierno cubano y la antigua URSS en la década de 1960 o a partir del inicio del “período difícil” provocado por el colapso del bloque socialista en Europa hace 20 años.
Sin duda, estas coyunturas y otras muy decisivas tienen que considerarse para entender la realidad actual de Cuba. Sin embargo, cuando los líderes cubanos dicen que es necesario introducir cambios en las estructuras productivas, se refieren a la situación actual.
¿Cuál es la realidad actual cubana? La población de la isla goza de los niveles de salud más elevados del mundo. Está entre los países con niveles de asistencia escolar más altos. Los niveles de nutrición y bienestar social más desarrollados. Pero también tiene serios problemas. El crecimiento de la población está estancado, igual que los países de Europa. Hay un déficit de vivienda. Hay una crisis en la producción del sector agropecuario. La producción industrial no logra despegar, generando una demanda insatisfecha.
En segundo lugar, cualquier análisis sobre Cuba tiene que tener en cuenta lo que su pueblo anhela para el futuro. El análisis del pasado, la realidad actual y el futuro es la metodología que pareciera haber desarrollado esta semana el VI Congreso del Partido Comunista Cubano para llegar a un conjunto de acuerdos que transformarán a la isla caribeña. En el Congreso la gran mayoría de los más de mil delegados son jóvenes que no habían nacido o eran niños cuando Fidel Castro y sus guerrilleros del  Movimiento 26 de Julio bajaron de la montaña y se abrazaron con el pueblo insurrecto para instaurar la Revolución.
En los debates dominaron los aires de cambio en las cinco comisiones que se formaron para organizar el Congreso. Una de las comisiones, la económica, discutió el modelo más adecuado para el futuro cubano. A diferencia de lo que muchos sospechaban, no formó parte de la discusión los modelos chino, vietnamita o alguna variante socialista. Entre los delegados, en su mayoría mujeres, los debates se centraron en la realidad cubana y sus contradicciones internas – con los datos en la mano - para definir los retos del futuro y proponer líneas de acción. ¿Cómo organizar la producción?
Pero la “batalla por la economía” no se resuelve si primero no se entiende cuál es la “batalla por la Revolución”. Ricardo Alarcón, al salir de una de las salas del Congreso, dijo que en Cuba “el dilema Nación y Revolución es el mismo desde 1868 y son inseparables. Si no hay Revolución, no hay Nación independiente y, por  tanto, no hay Nación”. Los cubanos lo entienden mejor que cualquier otro pueblo. Su lucha no comenzó hace 50 años con el triunfo del Movimiento 26 de Julio. Se remonta a mediados del siglo XIX cuando quiso ser Nación pero necesitaba la Revolución para alcanzar su anhelo.
El Congreso fue presidido por las duras palabras de Raúl Castro, nuevo primer secretario del Partido Comunista Cubano (PCC): “O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundiremos y hundiremos... el esfuerzo de generaciones enteras”. Todo indica que la Revolución Cubana entrará en una fase de “rectificaciones” que incluirá tanto aspectos económicos como culturales.
Con la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social” en el VI Congreso se espera que aparezca ese nuevo impulso cultural que haga de cada cubano un militante de la Revolución. Se plantea el fin de los “subsidios” y del “empleo” asegurado. Según el discurso de Raúl Castro, la primera autocrítica se la está haciendo el propio PCC que tiene que cambiar su estilo de trabajo. Habrá cambios, pero  la Revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el sistema asegurará el sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo requieran, según Raúl. “En lugar de subsidiar masivamente productos, como se hace ahora, se pasará progresivamente al apoyo de personas que lo necesitan”.
Dejó muy claro, sin embargo, que “en Cuba, bajo el socialismo, jamás habrá espacio para las ‘terapias de choque’ en contra de los más necesitados quienes apoyan a la Revolución con mayor firmeza”.
“Al respecto, señaló, es necesario aclarar que lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a defender a su Revolución, puesto que la defensa de la independencia, de las conquistas del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá siendo el primer deber de todos los patriotas cubanos”.
Panamá, 21 de abril de 2011.

sábado, 16 de abril de 2011

La gran estafa o el Inside Job

La producción cinematográfica Inside Job, ganadora del último Oscar (2011) por el mejor documental, ha sacudido muchas conciencias, sobre todo las de aquellos que confiaron en que con la llegada del presidente Barack Obama a la Casa Blanca, EEUU cumpliría con las reglas del juego, se comenzaría nuevamente a regular el sistema financiero y se pondría fin a la "avaricia de Wall Street". Sin embargo, es poco o nada lo realizado. Según el documental, las tímidas reformas de Obama no han avanzado en las comisiones del Congreso o han sido bloqueadas por los poderosos manipuladores al servicio de los intereses financistas que controlan tanto la esfera política como el mundo académico para legitimar sus mensajes  falsos.
Inside Job, según el periodista español Ramón Muñoz, deja en evidencia que Obama no ha perseguido a los "avaros" que provocaron el colapso financiero y crisis económica. Los mismos siguen especulando con productos financieros “tóxicos” como las hipotecas “basura” (subprime) o los CDO. Además, Obama puso al mando de su equipo económico a los mismos que presidieron el inmenso fraude contra la economía mundial y ha causado tanto daño a millones de familias en el mundo entero. Los mismos que fueron reclutados por el expresidente George W. Bush, siguen en sus puestos.
El supuesto rescate de los bancos que costó varios millones de millones de dólares consistió en traspasar los ahorros y los impuestos de los contribuyentes a los propietarios de las instituciones financieras más grandes de EEUU. En cambio, los especuladores no han asumido responsabilidad alguna. El gran “atraco” fue  orquestado por un trío de personalidades muy conocidas, con la aprobación de la Casa Blanca. Comenzando con Ben Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal y mano derecha por muchos años del presidente anterior, Alan Greenspan. Seguido por Timothy Geithner, actual secretario del Tesoro, y presidente de la Reserva Federal de Nueva York por muchos años. Además, Lawrence Summers, entre 2009 y 2011 fue director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca y por muchos años presidente de uno de los bancos más grandes de Wall Street.
El capitalismo reformado de rostro social que presentó el presidente Obama en las reuniones del G-20, tras al estallido de la crisis, sólo fue una máscara que logró engañar al mundo por un breve período. En EEUU los lanzamientos de familias de sus viviendas han alcanzado niveles récord en 2010 y 2011. De igual manera, siguen creciendo las bonificaciones multi-millonarias para los ejecutivos de las agencias de calificación como Moody's o Standard & Poor's, que avalaron las especulaciones más atrevidas y las hipotecas basuras, precipitando el desastre financiero. También, más allá de EEUU, sobre todo en Europa, varios países (los PIGS) se han convertido en blancos de los financistas para arrancarles hasta el últimos suspiro a sus habitantes. 
En el Wall Street Journal, Paul Farrell está insistiendo en que los ricos tienen que comenzar a contribuir a la recuperación de las economías más maduras. En la actualidad, los pobres y los trabajadores son los únicos que pagan impuestos. En EEUU los ricos han logrado que los gobiernos de turno los exoneren de sus obligaciones. Incluso, como se ha visto en el caso de Wisconsin, los ricos le están secuestrando sus ahorros y fondos de pensiones a los maestros, policías y a todos los trabajadores. "Los súper ricos, agrega Farrell, no se preocupan por usted", porque viven al margen de la crisis, envueltos en una burbuja en la que "disfrutan de vacaciones en los mejores resorts, tienen el mejor masajista y los mejores cirujanos".  Farrell concluye recordándole a los trabajadores – especialmente a los más jóvenes – que aún hay “tiempo para prepararse ante la revolución que se avecina, la depresión".
Inside Job describe como los grandes capitalistas y el gobierno de EEUU conspiraron para intentar frenar la caída de las enormes ganancias de las empresas trasnacionales norteamericanas. Mientras que las industrias emblemáticas de EEUU caían una tras otra, a partir de la década de 1970, los capitalistas comenzaron a invertir sus ganancias en actividades especulativas cada vez más arriesgadas. La banca financiera tiró por la borda todas las regulaciones y el gobierno en Washington eliminó las leyes que impedían que los especuladores se adueñaran de la economía.
La especulación combinada con la política de guerra y la “externalizacion” de la industria a China (donde existe una masa de fuerza de trabajo barata), colocó a la economía de EEUU sobre el precipicio. Sólo faltaba que colapsara la burbuja inmobiliaria para que se viniera abajo todo el edificio en 2008. Todavía no hay propuesta racional de recuperación. Tampoco existe – por el momento – grupo social con una alternativa capaz de movilizar al pueblo norteamericano.
Panamá, 14 de abril de 2011.

jueves, 7 de abril de 2011

La integración centroamericana

Tuve ocasión de compartir algunas ideas con colegas centroamericanos preocupados por el futuro de la región. El debate se centró en los retos que presentan los diversos proyectos de integración regional y el impacto de la crisis mundial sobre los países de la región. Obviamente, la recesión económica de EEUU y Europa ha afectado a la región. A pesar de ello, Centroamérica tiene un enorme potencial que debe aprovecharse. Hay que comenzar diciendo que la integración de los pueblos no es el resultado de la eliminación de sus aduanas. Más bien, la eliminación de sus aduanas es el producto de la integración de los pueblos. De igual manera, sólo la integración política efectiva puede hacer viable un Parlamento regional.
Centroamérica tiene que plantearse un proyecto de integración que reúna tres elementos estratégicos. En primer lugar, la integración tiene que ser autóctona y no definirse en función de un objetivo que se acomode a un proyecto ajeno a la región (EEUU, Europa, China u otro). En segundo lugar, tiene que responder a un objetivo estratégico con una definición política que se encuentre solidamente sentada sobre una base material. En tercer lugar, y quizás el más importante, requiere de un sujeto social (un grupo o una alianza de grupos sociales) que le pueda dar liderazgo al conjunto de las fuerzas sociales de la región.
1. El proyecto autóctono implica que la integración debe crecer de adentro hacia fuera. El sistema mundo capitalista – en el cual Centroamérica jugó un papel estelar en su formación hace varios siglos – está cambiando permanentemente en función de las crisis y de las nuevas estrategias de acumulación. La región tiene que identificar estos procesos y sacarle el mayor provecho. A principios del siglo XXI observamos las llamadas potencias económicas emergentes, entre las cuales destacan China y Brasil. ¿Serán capaces estos países de levantar la productividad de sus trabajadores? China tiene una población de 1.3 mil millones de habitantes y Brasil cuenta con casi 200 millones de habitantes. Estos números no deben engañarnos, más de la mitad de sus trabajadores aún son improductivos y están excluidos de los procesos de producción capitalista.¿Puede Centroamérica transformar sus estructuras sociales y seguir los pasos de estados gigantes “emergentes”? Este es un momento único en la historia del sistema mundo capitalista. El sistema se ha fracturado y emergen nuevas fuerzas. ¿Surgirá una nueva potencia que reemplace a EEUU como hegemónica? ¿Aparecerá un sistema con centros hegemónicos múltiples? Para avanzar dependerá de nuestra capacidad para entender estos cambios y proceder con decisión y energía.
2. La región centroamericana cuenta con una base material de enorme potencial para hacer realidad un proyecto de acumulación. La diversidad de sus recursos naturales y la riqueza de su población, tanto en el istmo centroamericano como en la diáspora, garantizan una base sólida para avanzar en la dirección correcta.
3. El sujeto social presenta problemas que pueden ser resueltos si observamos la experiencia de los países europeos, lo que ocurre actualmente en China, la historia de EEUU en el siglo XX y los esfuerzos de Brasil en el presente. En el último medio siglo las viejas clases terratenientes de la región se convirtieron – con el apoyo interesado de las elites de EEUU - en empresarios con proyectos de acumulación basados en la “super-explotación” de los trabajadores. Al mismo tiempo, los campesinos (e indígenas campesinos) que representaban más del 80 por ciento de la población a mediados del siglo XX fueron literalmente proletarizados, se convirtieron en obreros y hoy son trabajadores precarios. Ambos grupos sociales han aprendido mucho y han formado organizaciones políticas con enorme potencial. En la actualidad, en Centroamérica hay dos frentes de liberación nacional en el poder político, dos partidos social demócratas gobernando y otros dos con partidos de derecha que están siendo obligados a negociar con fuerzas populares.
La integración tiene que basarse en esa realidad. La lucha se inicia a partir de un proyecto que movilice las fuerzas sociales internas y que sea capaz de enfrentarse a las realidades del sistema en el cual nos encontramos insertos.
Según Samir Amin, el sistema unipolar de desarrollo capitalista tiene que ser reemplazado por relaciones internacionales que darán lugar a un mundo multipolar. Cada región estará integrada estrechamente a las demás, pero guardando su especificidad cultural y autonomía política.
¿Cuál es el sujeto social que puede consolidar esa especificidad cultural y autonomía política? ¿Está madurando y consolidándose en medio de las contradicciones que caracterizan un sistema mundo capitalista fraccionado y en crisis o todavía no ha hecho su aparición sobre el escenario centroamericano?
Panamá, 7 de abril de 2011.

viernes, 1 de abril de 2011

La nueva “Banana Republic” de Norte América

EEUU se encamina rapidamente en convertirse en una “Banana Republic”, al igual que varios países de Europa. El economista Michael Hudson, antiguo especialista de Wall Street, señala que esta tendencia “se puede ver en marcha en el Estado de Wisconsin. La ciudad más grande de Wisconsin -  Milwaukee, hasta hace poco la más rica de EEUU— está entre las cuatro grandes urbes más pobres de EEUU”.
Basta un estudio superficial de la "Ley presupuestaria" de Wisconsin, aprobada a principios de marzo, que incluye la privatización de plantas públicas de generación de energía y un nuevo sistema de contratos públicos sin licitación. Las 37 plantas que el gobernador Scott Walker pretende vender por liquidación producen calefacción y refrigeración a bajo costo para las ciudades, las universidades e, incluso, para las cáceles del estado. La ley presupuestaria pretende vender todos los bienes del estado a precios de liquidación. Se supone que esta política beneficiará a los grandes contribuyentes de la campaña electoral del Partido Republicano, como las industrias de los hermanos Koch. Para cubrir esta transferencia de riquezas a los más ricos, el estado cargaría a perpetuidad la factura de producir esa energía a los contribuyentes de Wisconsin.
Estas son las mismas políticas aplicadas en los últimos 20 años en Panamá, que han empobrecido a los hogares y eliminado empleos productivos. En Chile se hizo lo mismo desde principios de la década de 1980 con Pinochet. Menem en Argentina, Fujimori en Perú, Salinas de Gotari en México, Carlos A. Pérez en Venezuela, siguieron ese camino y lanzaron a sus países a la ruina. En la actualidad, en América latina muchos países han corregido los errores del pasado y tratan de sentar las bases para levantar países más prósperos.
Las repúblicas bananeras se caracterizan por no tener políticas de desarrollo nacional y depender de los agentes financieros extranjeros. En el caso de EEUU, sus capitales productivos (que incluyen fuerza de trabajo, tecnología y financiamiento) se están “externalizando”. En otras palabras exportando a China y otros países “emergentes” con políticas de desarrollo. La clase propietaria de EEUU ha optado por mantener sus niveles  de ganancia expropiando los ahorros de los trabajadores y reduciendo sus ingresos.
En el caso de Wisconsin, la ley presupuestaria tiene entres sus planes destruir el Sistema de Jubilación (WRS). El WRS es uno de los sistemas de pensiones públicas más estables, mejor financiados y mejor gestionados de EEUU. Aunque Wisconsin no es un estado muy populoso, el WRS ha llegado a acumular 75 mil millones de dólares en reservas. Esto le ha permitido pagar puntualmente generosas pensiones a sus funcionarios retirados, sin necesidad de subsidios públicos. La ley impulsada por el gobernador Walker está redactada con un lenguaje que acabaría con el sistema. “Es un asalto a sus activos para pagar ulteriores recortes fiscales para los ricos (especialmente los propietarios) y arrojando a los tiburones de Wall Street buena carnaza. Una vez liquidados, los empleados públicos pasarán a los sistemas privados de ahorro para la jubilación, manejados por gestores de dinero que trabajan a comisión”.
En una propuesta separada, el gobernador Walker empezaría el proceso de privatización de los dos campus universitarios, que subvencionan los doctorados de la Universidad de Wisconsin. “Irónicamente, plantea Hudson, las universidades estatales a las que el gobierno federal concedió (a fines del siglo XIX) terrenos públicos para su construcción –entre las que la de Wisconsin descolló— fueron creadas por los republicanos proteccionistas de aquella época marcada por el desarrollo. Estos promovían  visiones alternativas a la doctrina desfasada del libre mercado, que dominaba en las prestigiosas universidades de la Ivy League, las ocho grandes universidades privadas del noreste de EEUU, encabezadas por Harvard. Esas universidades estatales públicas establecidas en terrenos federales cedidos a los estados, como sus semejantes en Alemania, enseñaban una nueva política económica de gestión estatal y empresa pública que formó la base del subsiguiente desarrollo norteamericano y alemán”. 
Otras propuestas sugieren la venta de los bosques públicos de Wisconsin, rebosantes de minerales y riqueza maderera. Hudson asegura que las iniciativas de los republicanos de Walker es una declaración de guerra contra los trabajadores. “Es una guerra también contra las instituciones de la era progresista de Wisconsin. Su política amenaza con la pauperización del estado y amenaza darle un golpe de gracia a las instituciones progresistas. Contra la sugerencia de John Keynes, de proceder a la ‘eutanasia del rentista’, a quien se quiere eutanasizar ahora, en toda la América del Norte y en toda Europa, es a la clase media”. Bienvenidos a la nueva república bananera.
Panamá, 31 de marzo de 2011.