EEUU divulgó en la década de 1980 que el general Manuel A. Noriega, jefe de las FDP, era un doble agente ya que recibía pagos de la CIA, agencia de seguridad norteamericana. Incluso, aseguraba que Noriega fue reclutado por la CIA en la década de 1950 cuando era estudiante. Es muy probable que Noriega no era el único que se encontraba en las planillas del gobierno norteamericano. En la actualidad, se ha dado a conocer que personal de las instituciones de seguridad panameñas, entre ellas la Policía Nacional, son agentes pagados por EEUU. El gobierno panameño, para sorpresa de todos los interesados en la integridad nacional, aparentemente ha aceptado esta práctica y considera que los oficiales de Policía no deben ser removidos de sus cargos.
En la actualidad, no es muy claro que instancias panameñas han reemplazado a los militares del período entre 1953 y 1989 en las relaciones con EEUU en todo lo relacionado con el tráfico de drogas. Después de la invasión militar norteamericana de 1989, EEUU trasladó el poder político en el país del cuartel de las FDP a la Presidencia de la República. Las oficinas del Palacio de las Garzas fueron ocupadas por especialistas militares norteamericanos quienes crearon una estructura que poco a poco logró convertirse en el “núcleo duro” del poder en Panamá. Los cables de la Embajada de EEUU, filtrados por Wikileaks, dan cuenta del funcionamiento del sistema que mantiene EEUU dentro del gobierno panameño para controlarlo y, especialmente, para dirigir el tráfico de drogas.
Según los cables de la Embajada de EEUU, capturados y difundidos por Wikileaks, Washington paga a funcionarios panameños para obtener información ilegalmente en Panamá. Según una alta fuente vinculada al Ministerio Público, que pidió mantener su identidad en reserva, “los norteamericanos son los que más se benefician de estas operaciones”. Este funcionario le aseguró a un diario de la capital panameña que todo es parte de los acuerdos de cooperación con EEUU para el combate contra la droga. Agregó que el tema del pago de salarios a funcionarios no está contenido en ningún documento. “Son acuerdos verbales entre las dos partes”, señaló. Explicó que la mayoría de estas operaciones se realizan a través de asistencias judiciales.
El mismo diario también entrevistó a un exviceministro de Seguridad, quien solicitó que se le respetara su anonimato, advirtió que eso de recibir salarios de dos gobiernos “es altamente sospechoso”. Aseguró que esta práctica puede prestarse para “traición a la patria”. No obstante, el ex director de la Policía dijo que no hace falta introducir una ley para concluir que esa práctica es ilegal, porque a todas luces lo es. “El miembro de la policía que recibe un estipendio extraoficialmente por su función, ya sea por un acto bueno o malo, está cometiendo un delito”. Aseguró que “es un tema altamente sensible porque EEUU está pagando para recibir información para su beneficio”.
Según los cables difundidos, el cuerpo élite de los espías está bajo el mando del gobierno de Panamá, son equipados por EEUU, están asesorados por la DEA y reciben pagos de los dos países. Se dedican a recolectar información sensitiva y, en ocasiones, también participan de manera encubierta en operativos para cazar a narcotraficantes y decomisar drogas. Los miembros de este secreto “cuerpo élite” necesitan la bendición de la DEA para operar. Son entrenados en tácticas especiales en la base de la DEA en Quantico, Virginia, EEUU. En otras palabras, son los hombres de confianza de Washington en Panamá.
La operación Matador – intervenciones telefónicas de funcionarios panameños pagados por EEUU – se atribuye la intercepción de 200 números de celulares “sucios”. Según las autoridades diplomáticas de EEUU, pertenecen a traficantes de drogas y a personas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La operación Matador, que de acuerdo al ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, aún está en marcha, es financiada por la DEA y la Sección Antinarcóticos de la embajada de EEUU.
Para la formación de los agentes policivos a cargo de las escuchas, EEUU invirtió más de un millón de dólares, según los reportes. La operación Matador dejó de ser un secreto cuando Wikileaks comenzó a divulgar los primeros cables de la Embajada de EEUU en Panamá. En su momento pusieron al descubierto los supuestos deseos del presidente Ricardo Martinelli de usar este sistema para interceptar los teléfonos de sus opositores.
Panamá, 28 de julio de 2011.