Con motivo de la creciente militarización de Panamá por parte de EEUU con la complicidad de los gobiernos de turno y, especialmente, el presidido por el actual mandatario, Ricardo Martinelli, es conveniente revisar que significó para los panameños esta presencia de las fuerzas armadas norteamericanas en el siglo XX. En el transcurso de la pasada década aparecieron dos libros de autores norteamericanos sobre la política exterior de EEUU en materia militar, teniendo como estudio de caso a Panamá. El primero fue de John Lindsay Poland, promotor activo de los derechos humanos y de causas ambientales, publicado en 2003. El segundo fue publicado en 2007, de Peter Sánchez, oficial del Ejército de EEUU y especialista en ciencia política.
Ambos libros reúnen una extensa bibliografía para enfocar la evolución de la política exterior norteamericana, en particular lo concerniente a su expansión militar. Por un lado, en su estudio sobre la ocupación militar norteamericana de Panamá, Lindsay Poland presenta (casi en forma de denuncia) los daños “colaterales” causados en materia ambiental. Por el otro, Sánchez recrea la ideología que subyace en la política exterior de EEUU planteando lo que considera los beneficios y errores cometidos en el caso de Panamá durante la ocupación militar en el siglo XX.
En 1996, EEUU concibió – sin éxito - el Centro Multilateral Antidrogas (CMA) para operar desde la antigua base aérea de Howard, contigua al Canal de Panamá. En los primeros años del nuevo siglo, los embajadores de EEUU firmaron seis acuerdos de cooperación militar con autoridades del gobierno panameño. Con la excepción de uno, todos los otros documentos no fueron aprobados por la Asamblea Nacional de Diputados pero están vigentes.
En la actualidad, EEUU ha encontrado un gobierno panameño entusiasmado en reproducir las viejas relaciones militares con la potencia hemisférica. Aun cuando la situación es confusa y caracterizada por la improvisación, todo indica que a corto plazo EEUU completará la construcción y operaría y ejecutaría misiones desde casi una docena de bases “aeronavales” situados sobre costas panameñas.
Los libros de Sánchez y Lindsay Poland veían este escenario de re-militarización del istmo panameño sin mayores sorpresas. Sánchez dice que “EEUU tiene una obsesión para demostrarle al mundo cuan “duro” es su poder. Washington está más interesado en desarrollar una política de luces cortas y no se preocupa de desarrollar una estrategia de largo plazo”. Sanchez agrega que “la llamada guerra contra el terrorismo que impulsa EEUU tiene el potencial de alienar a los países de América latina”.
Al referirse a los objetivos de la invasión militar norteamericana de Panamá en 1989, Sanchez señala que tenían una proyección regional que respondía a una estrategia para preservar la hegemonía. Sanchez duda que Panamá pueda alcanzar a organizar una democracia “si su política económica es determinada por intereses extranjeros”. Agrega que “las políticas de EEUU han socavado la democracia en Panamá como resultado 1) de las invasiones militares, 2) la selección equivocada de sus aliados panameños y 3) apoyo a la oligarquía”.
El trabajo de Lindsay Poland es el primero que realiza un norteamericano sobre el impacto ambiental que tuvo la ocupación militar de EEUU en Panamá. El texto está fundamentado en numerosos documentos oficiales del gobierno norteamericano. Lindsay Poland denuncia el desastre ambiental dejado por EEUU en el Istmo. Además, desenmascara la ideología de superioridad política, étnica (racista) y ecológica que caracteriza el aparato de Estado norteamericano - que reflejan muy bien las Fuerzas Armadas de ese país. Esta es precisamente la institución que sirvió de punta de lanza en la expansión militar de EEUU en los últimos dos siglos.
Según Lindsay Poland, Panamá se convirtió en un centro militar de EEUU para realizar experimentos que iban desde las armas de guerra hasta los seres humanos, pasando por el ambiente. Los objetivos estaban relacionados con la expansión y conquista global. Con relación a los experimentos hechos sobre armas y seres humanos, Panamá se convirtió en una “probeta” donde se sometían ambos a pruebas de resistencia y se comparaban con otros escenarios climáticos. Al mismo tiempo, se hacían experimentos socio-ecológicos bajo el supuesto que era necesario transformar la naturaleza para permitirle al hombre europeo colonizar el trópico. “El Ejército de EEUU también fue responsable de otro tipo de intervención que no fue estrictamente militar: La transformación de la Zona del Canal para hacerla segura biológicamente para el hombre blanco”.
Pueden consultar los dos libros: John Lindsay-Poland, Emperors in the Jungle: The Hidden History of the U.S. in Panama. Durham, NC: Duke University Press, 2003 y
Peter M. Sanchez, Panama Lost? U.S. Hegemony, Democracy, and the Canal. Gainesville: University Press of Florida, 2007.
Panamá, 16 de junio de 2011.
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