jueves, 29 de diciembre de 2011

Panamá: Corrupción y militarización en 2011

 

En 2011 Panamá observó cómo el gobierno del presidente Martinelli caía en un pozo de corrupción cada vez más profundo y peligroso. El incremento de los casos de corrupción ha tenido un fuerte impacto sobre el tejido social de Panamá. 1. Ha convertido a todos los panameños en víctimas de hecho o potenciales de la des-posesión de sus bienes o ahorros. 2. Ha creado un ejército de trabajadores informales (precarios) que crece a diario. 3. El sistema político (democracia) se ha desmoronado a tal extremo que ha perdido gran parte de su credibilidad. 4. Los empresarios nacionales están abandonando sus negocios cediéndolos a intereses extranjeros (especialmente colombianos). 5. Los panameños vieron, por un lado, como en 2011 hubo un incremento del crimen organizado y, por el otro, una ampliación de los estamentos represivos de la fuerza pública. 6. Con la excusa de contener esta supuesta mezcla explosiva de elementos, EEUU – con la participación cómplice del gobierno panameño – está militarizando el país.
El gobierno considera que su gestión en 2011 ha sido exitosa sobre la base de un crecimiento anual del producto interno bruto (PIB) igual al 10 por ciento. El crecimiento del PIB, sin embargo, no refleja un desarrollo de las actividades productivas del país. Al contrario, los sectores que generan riqueza y empleos productivos están estancados. No hay crecimiento en los sectores agropecuario y manufacturero.
El crecimiento económico tampoco respondió a un plan de desarrollo que tome en cuenta las necesidades del país o de la población. Mientras que la burbuja especuladora creció en 2011, el gobierno abandonó al sector educativo y de prestación de servicios de salud. Por segundo año consecutivo la distribución de agua potable a la capital de Panamá – cuya área metropolitana alcanza casi 1.5 millones de habitantes – colapsó por falta de mantenimiento. Igualmente, la empresa privada que se encargó del transporte público metropolitano, que traslada a cerca de 800 mil personas diarias, a pesar del subsidio millonario, fracasó rotundamente. 
Campesinos e indígenas del pueblo ngobe derrotaron una iniciativa gubernamental de entregarle al gobierno de Corea del Sur la explotación de la mina Cerro Colorado. Las asociaciones médicas, a su vez, encabezaron la lucha contra el proyecto de ley que creaba la figura legal de Asociación Pública Privada (APP) que le permitiría al gobierno privatizar toda actividad pública.
En 2011, FRENADESO lanzó su propuesta de partido político anunciando la creación del Frente Amplio por la Democracia (FAD) que participaría en las elecciones generales de 2014. Al mismo tiempo, el gobierno logró desarticular a los partidos de la oposición arrancando a diputados, alcaldes y representantes de sus toldas. A fines de 2011, el partido oficialista Cambio Democrático (CD) tiene 36 diputados, una mayoría absoluta en la cámara de 71 legisladores. Martinelli amenaza con convertir la Asamblea de Diputados en el trampolín que necesita para extender su mandato por un período adicional en 2014.
Los empresarios nacionales también están abandonando los sectores productivos. En el campo, los arroceros se están convirtiendo en importadores y abandonando la producción. En 2011 empresas como la Papelera Istmeña, la Estrella Azul y la comercializadora Rodelag vendieron sus intereses a capital colombiano.
Al terminar el año la juventud del Partido Popular presentó ante el Ministerio Público una denuncia criminal contra el ministro de Seguridad, J. Raúl Mulino. Quiere que se investigue la firma del contrato por 330 millones de dólares entre el gobierno panameño y la empresa italiana Finmeccanica, por la compra de radares, helicópteros y otros equipos militares. El gobierno no ha podido justificar el gasto en armamentos.
Pareciera, que el ministerio que dirige Mulino tiene la misión de crear una supuesta amenaza por parte de las FARC en la frontera con Colombia que justificaría la creciente militarización de Panamá. Además de la compra de armas, se están entrenando panameños en escuelas norteamericanas y colombianas. En la actualidad, el jefe del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) ha declarado que cuenta con 2500 efectivos y esperan aumentar ese número en el próximo futuro.
En 2011, la campaña se inició cuando Mulino anunció que Panamá estaba en un estado de guerra contra la “Columna 57” de las FARC que supuestamente opera en la frontera. Declaró que “las FARC y el Frente 57 son un cartel más de la droga”. En julio Mulino dijo que “el Frente 57 está obligando a indígenas panameños a trabajar como mulas cargando alijos de drogas”. Pocos días después agregaría que “las FARC ofrecen ayuda a los ilegales para atravesar la selva del Darién a cambio de que lleven consigo pequeños alijos de cocaína”.
En octubre, la ofensiva se amplió para incluir a “algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) que operan en Darién”. Mulino, a su vez, informó que las FARC habían desembarcado drogas en Panamá la Vieja, barrio de la capital.
En octubre el gobierno incluyó a estudiantes universitarios en su estrategia, alegando que son usados por las FARC “con el objetivo de crear inestabilidad en las fronteras”. La escalada continuó en diciembre, obligando a los estudiantes de la Extensión de Darién de la Universidad de Panamá, en Metetí, a denunciar a los agentes de la fuerza pública por el acoso al cual son sometidos en forma permanente.
Panamá, 29 de diciembre de 2011.

jueves, 22 de diciembre de 2011

América latina 2011: Los nuevos mercados emergentes

(Segundo de tres artículos. El primero fue sobre la situación mundial. El tercero abordará la coyuntura panameña).

En 2011 América latina se movió hacia la consolidación de una mayor autonomía económica frente a EEUU. Al mismo tiempo, empero, estrechó lazos comerciales asimétricos con China. Los sectores populares siguieron la tendencia de votar por líderes de centro izquierda nacionalistas (Perú y Argentina). Este cambio, sin embargo, no modificó la correlación de fuerzas establecida por las políticas neoliberales de los últimos lustros que han debilitado y reducido las organizaciones sindicales.
Los trabajadores precarios e informales, en la coyuntura actual, son en gran parte espectadores de las maniobras de los sectores más “progresistas” de las burguesías regionales que están recuperando los espacios perdidos durante los años oscuros de dictaduras y regímenes neoliberales. La pregunta de fondo es si ¿los efectos del llamado “giro hacia la izquierda” están transfiriendo poder hacia los sectores populares (creando empleos decentes y erradicando la pobreza, entre otras cosas) o, más bien, están contribuyendo a la emergencia de un nuevo mercado latinoamericano?
América latina siguió en 2011 el patrón de cambios inaugurado a principios de la década pasada con la aparición de gobiernos que cuestionan la ortodoxia neoliberal, pero que no rompen con sus políticas. Estos cambios han sido más notorios en los países del continente suramericano. México, Centro América y Colombia, en cambio, conservaron sus estructuras dependientes de EEUU.
Desde el punto de vista económico, la región tuvo un crecimiento del producto interno bruto (PIB) que permitió que las burguesías de algunos países continuaran aumentando sus inversiones y, al mismo tiempo, reduciendo su déficit comercial. Sin embargo, la expansión no introdujo políticas para reducir la pobreza real, la desigualdad ni el empleo informal (precario). Además, los países suramericanos se han convertido nuevamente en exportadores agro-mineros dependientes. En la actualidad, sus economías dependen de sus exportaciones de petróleo y cobre, por un lado, y/o de granos agrícolas, por el otro.
Un cambio que sorprende a muchos observadores es la prolongada declinación norteamericana como socio comercial dominante y su reemplazo por la República Popular China. El país oriental se ha vuelto en menos de una década en el principal destino de las exportaciones de la mayoría de los países latinoamericanos. Las excepciones son México y los países centroamericanos, así como Colombia.
En estos últimos países la presencia militar norteamericana sigue aumentando producto de una política regresiva de los sectores más conservadores. México y Colombia, en alianza con EEUU, mantienen una estrategia militar que niega toda posibilidad de encontrar una solución a la guerra de clases en ambos países. Los sectores más conservadores bautizaron estas luchas con el nombre de “guerra contra las drogas”. En Centroamérica, donde EEUU aún conserva mucha influencia política, la militarización se agudiza. En Panamá donde no existe legalmente un Ejército, hay  miles de hombres sirviendo en la milicia y en 2011 se hicieron compras multimillonarias en armamentos sofisticados.
EEUU no ha abandonado su política golpista cuya víctima más reciente fue Honduras en 2009. En 2011 amenazó a Cuba y sigue creando situaciones para socavar la estabilidad de Venezuela. En el caso de Nicaragua creó una crisis fronteriza con su vecino, Costa Rica. El caso más problemático es México donde EEUU interviene en forma creciente en sus estamentos militares y alimenta a los “carteles de drogas” con armas y mercancías ilícitas.
En el Caribe la situación de Puerto Rico se deteriora cada vez más resultado de su relación colonial con EEUU. Las protestas se han generalizado como consecuencia de la reducción de ingresos de los trabajadores (reformas fiscales) y el cierre de servicios públicos de primera necesidad (salud y educación). Haití, mientras tanto, no sale del infierno en que se encuentra con motivo de las reformas neoliberales impuestas por EEUU. En 2011 sufrió una crisis alimenticia al descubrir que los cambios le impedían producir arroz, rubro básico de su población.
Cuba dio un salto audaz para salir del acoso de medio siglo de su vecino norteamericano. Como estrategia para dinamizar la producción y distribución de bienes y servicios aprobó políticas para reducir el sector público y aumentar la economía por cuenta propia. La medida pretende generar un mercado interno de pequeños productores que complemente el mercado externo. Los cambios, sin embargo, no han reducido la agresividad del gobierno norteamericano. Incluso, los cinco cubanos detenidos en EEUU siguen tratados en el marco de un régimen casi extra-judicial.
Mientras que en el resto del mundo – con excepción de China – las economías tambalean producto de la crisis global de producción capitalista, América latina lograba sostenerse e, incluso, recuperarse con relación a 2009 y 2010. En parte, esto se debió al vínculo comercial con China y la estrategia expansionista hacia nuevos mercados. La presencia económica de Brasil se siente en toda la región. Chile se agita en el Cono Sur y Perú. Colombia expande sus tentáculos hacia Centro América. En esta competencia por el mercado regional tanto México como Argentina han quedado rezagados.
El aparente auge económico, sin embargo, no favoreció a los sectores populares. En el marco de las políticas neoliberales, aún prevalecientes, la pobreza se trató de disimular con medidas focales consistentes en la distribución de bienes, servicios y efectivo entre las familias en situaciones más precarias. En Brasil se anunció la disminución de la pobreza oficial en un 20 por ciento como consecuencia de la ejecución de programas focalizados. El país que tuvo mayor éxito en este rubro fue Venezuela con una disminución de la pobreza extrema en un 50 por ciento.
Los programas focales, sin embargo, no frenaron los movimientos y conflictos sociales que se extienden de un extremo al otro de la región. Estos se concentran en las áreas donde el capital incursiona con mayor fuerza. Por un lado, la expansión minera, agropecuaria e inmobiliaria genera choques violentos – muchas veces sangrientos - con las comunidades. Por el otro, educadores, estudiantes y trabajadores de la salud se encuentran en un estado de movilización permanente, producto de las políticas de desregulación y privatización.
El llamado “giro a la izquierda” también sentó las bases para la creación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) con el aparente liderazgo de Brasil y Venezuela. Sin embargo, se aseguró la presencia de los gobiernos conservadores de Chile, México y Colombia. CELAC tiene un objetivo político claro y, a la vez, una estrategia económica que privilegia el reordenamiento del mercado regional. CELAC, el Mercosur y UNASUR – por sus implicaciones políticas y económicas - son mal vistas por Washington y el segmento más atrasado, pero importante, de las clases empresariales del hemisferio. No es casual que la prensa norteamericana, así como los medios más poderosos de la región, están a la espera de una definición de la correlación de fuerzas al interior de la CELAC para pronunciarse.
Panamá, 22 de diciembre de 2011.

jueves, 15 de diciembre de 2011

La crisis mundial se profundiza

Es necesario hacer un balance del año que termina. Para ello, se comenzará con un análisis de los acontecimientos que han sacudido el mundo en que vivimos y que impactan de manera cotidiana nuestras vidas. En las próximas dos semanas haremos ejercicios similares a escala de Nuestra América, así como de Panamá.
La crisis financiera que causó tanta turbulencia en 2008 y durante los años que siguieron, en 2011 fue complementada por una insurrección popular en todo el mundo, tanto en el Norte como en el llamado Sur. Al mismo tiempo, la legitimidad y la credibilidad de los gobiernos más poderosos comenzaron a tambalear, especialmente en los países que desde el fin de la segunda guerra mundial daban la pauta.
En 2011 la “crisis financiera” de las bolsas de valores y de las burbujas comenzó a mostrar su verdadera cara. Las finanzas especulativas que llevaron a la quiebra a los bancos más grandes de EEUU y Europa, así como a millones de pequeños empresarios, así como a decenas de millones de familias, son el resultado de una economía que perdió su capacidad de generar ganancias capitalistas. En la actualidad, el problema es que mientras más mercancías (bienes y servicios) se producen a escala mundial, mayor son los sobrantes que no llegan a venderse. (La sobreproducción o subconsumo).
El triángulo formado por China (fábrica mundial de producción), EEUU (economía capaz de endeudarse) y el resto del mundo que producía las materias primas, colapsó y no tiene forma de recuperarse. La economía capitalista de Europa - que parecía poder salir del embrollo – de un solo golpe también se quedó sin oxígeno y quedó estancada.
EEUU ya no puede seguir importando sus productos de consumo de China aún cuando este país oriental produce a costos mínimos. El problema es que en EEUU los consumidores – las masas trabajadoras – son cada vez son menos y peor pagados. En Europa, los alemanes que exportaban al resto de ese continente que, a su vez, se endeudaba no pueden seguir explotando a su periferia. A los países endeudados les han dado el sobrenombre peyorativo de los “chanchitos” (piigs, en inglés).
La crisis financiera (especulación) y la crisis económica (producción) se enfrenta también a la crisis política. Cada vez se hace menos gobernable la frustración de los trabajadores, capas medias, profesionales, estudiantes y mujeres en todo el mundo, especialmente en los países del llamado G-7, o centro del mundo capitalista. En EEUU, el movimiento “Occupy Wall Street” se ha extendido a todo el país. Diariamente se reportan centenares de personas que son arrestadas en ciudades, pueblos y centros productivos del país que produjo el “sueño americano”.
En Europa las protestas de “los indignados” se multiplican. Los grandes capitales europeos dieron la tónica de lo que podría convertirse en la tendencia en el futuro inmediato. Cuando el gobierno de Atenas quiso llevar a un plebiscito la decisión de cobrarle al pueblo las pérdidas de los bancos griegos, el primer ministro y su gabinete fue obligado a renunciar. Fue reemplazado por una antiguo gerente de la banca de Wall Street. En Italia, el mal recordado primer ministro Silvio Berlusconi sufrió igual suerte.

Según el profesor de la Universidad de California, William Robinson, “la única solución viable a la crisis del capitalismo global es una masiva redistribución de la riqueza hacia la mayoría pobre de la humanidad”. Sin embargo, el gran capital en el año que termina ha declarado que “el liberalismo no es negociable”. Según el profesor egipcio, Samir Amín, el capital monopólico seguirá expandiéndose sin reducir su velocidad. Además, no acepta adaptar reglas ni regulaciones, que la conducirá a su debacle”.
El peruano Oscar Ugarteche señala que entre los 18 países más industrializados del mundo, 16 tuvieron crecimientos negativos en 2011. Las únicas economías que crecieron fueron Canadá y China. A mediados de año anunciaba que “hay elementos para concluir que habrá una crisis bancaria de grandes proporciones que se iniciará posiblemente en Europa por una combinación de factores”.
El año 2011 es quizás el más contradictorio en la historia del capitalismo, el economista holandés Marc Vandepitte señala que “el mundo no ha producido jamás tanta riqueza. Es posible -si la riqueza estuviera distribuida equitativamente- ofrecer a cada familia del planeta (dos padres y tres niños) una renta mensual de $2.884. A pesar de esta riqueza, hay todavía una de cada cinco personas que tiene menos de $1.25 al día”. Al mismo tiempo, en EEUU hay 400 millonarios que ganan en promedio un millón de dólares al día. Para enfrentar esta polarización creciente, EEUU y Europa en 2011 recurrieron a las armas para invadir países e imponer regímenes que le sean favorables.
La crisis política genera una pérdida de legitimidad. En 2011, la confianza en la estructura política creada con tanto esmero en el último siglo se deterioró a escala global. La legitimidad de la clase gobernante, antes anclada en la democracia de las urnas, está siendo cuestionada.  La hegemonía incuestionable del modelo político e ideológico del centro del capitalismo se ha debilitado. ¿Puede América latina proponer una solución?
Panamá, 15 de diciembre de 2011.

sábado, 10 de diciembre de 2011

El regreso de Noriega

El gobierno panameño anunció que Manuel A. Noriega regresa al país en calidad de prisionero y escoltado desde Francia en un vuelo transoceánico el domingo, 11 de diciembre de 2011. El general Noriega fue secuestrado en la ciudad de Panamá el 4 de enero de 1990 por tropas norteamericanas que habían invadido el país dos semanas antes (20 de diciembre). Noriega era el jefe de las Fuerzas de Defensa (FDP) y "hombre fuerte" del gobierno panameño. Había llegado a ese puesto seis años antes en 1983 con el apoyo de EEUU, después de una carrera militar de aproximadamente dos décadas.
Los militares panameños estaban en el poder desde 1968, cuando un grupo de jóvenes oficiales derrocaron al presidente Arnulfo Arias quien había tomado posesión de su cargo sólo días antes. Noriega era en ese entonces un subteniente en un cuartel de provincia con mucha ambición. A principios de 1970 es promovido a capitan y encargado del G-2 de la Guardia Nacional (servicios de inteligencia). Durante los próximos 11 años acompaña al general Omar Torrijos en sus campañas políticas.
Cuando Torrijos muere en un accidente aereo (con trazas de haber sido provocado) en 1981, Noriega era un mayor con una posición muy sólida dentro de la institución militar y su Estado Mayor. La muerte de Torrijos creó un espacio de maniobra que Noriega supo aprovechar (fue ascendido a teniente coronel). A principios de 1983, el coronel Noriega ya ocupaba el segundo lugar en el escalafón. Cuando el general Paredes decidió retirarse de la Guardia Nacional y lanzar su candidatura a la presidencia de la República, a mediados de 1983, Noriega lo reemplazó en la jefatura.
Sus lazos con EEUU, especialmente con George Bush (padre), ex director de la CIA, vicepresidente y después presidente, eran estrechos. En 1983 transformó la GN en las FDP bajo la supervisión del Comando Sur, seleccionó como presidente a Nicolás Ardito Barletta, banquero protegido por EEUU, y cooperó con Washington (el coronel Oliver North) en el tráfico de drogas, operación que culminó con el escándalo de la "Contra Gate".
Los trabajadores y campesinos que habían apoyado a Torrijos en la década de 1970, no estaban en los planes de Noriega en la siguiente década. Torrijos negoció la evacuación de las bases militares norteamericanas de Panamá, Noriega negociaba con EEUU la consolidación de las FDP. Noriega, incluso, dio la luz verde para dar inicio a las políticas neoliberales de la época.
La crisis de 1987-1989 en que EEUU exigió la salida de Noriega y saboteó la economía del país, provocó una reacción a nivel de muchos sectores en defensa de las conquistas populares. El país se dividió en dos bandos: Por un lado, las posiciones nacionalistas defendidas por las organizaciones populares y, por el otro, las políticas antinacionales de la oligarquía, cuyo apoyo a Noriega se dividió a principios de 1988. Estos últimos abanicaban la invasión norteamericana. El pueblo rechazaba la solución catastrófica.
En EEUU, Bush veía la crisis creada por su política en Panamá como una oportunidad para generar mayor simpatía popular en su país hacia su persona que gobernaba bajo la sombra de su antecesor, Ronald Reagan. Pensó que la invasión le permitiría enaltecer su persona como un líder mundial capaz de defender los intereses de EEUU en cualquier parte del mundo. La invasión le costó centenares de vidas a Panamá sólo para satisfacer un proyecto político de un hombre calificado en EEUU como un "wimp" (debilucho).
Después de la invasión Noriega fue sitiado por tropas norteamericanas frente a la Nunciatura en la capital panameña. Salió con la condición de que recibiría un trato como militar por parte de EEUU. Cumplió 20 años de prisión en EEUU por crímenes que probablemente le fueron fabricados. En todo caso, salió de Panamá de manera ilegal y sin protocolo alguno. En Panamá fue juzgado en ausencia y condenado por las muertes del médico activista Hugo Spadafora y un grupo de militares insurrectos encabezados por el mayor Giroldi.
El proyecto de Noriega era consolidar las FDP. No tenía proyecto político ni ideario social. Como consecuencia, a su regreso a Panamá en 2011 no parece traer un plan de trabajo para seguidores que no tiene. Durante su cautiverio en EEUU no cultivó una propuesta ni tampoco una imagen. Todo indica que Noriega es un hombre inteligente y podría ser invitado a prestar su figura y antecedentes a cualquiera de los proyectos políticos que manejan los grupos que lo adversaron hace dos décadas.
Sin embargo, hay pocas probabilidades de que algo así ocurra. En Panamá, algunos miembros de la llamada "Cruzada Civilista" que protestó en las calles durante la crisis de 1987-1989 y fue reprimida, han visitado programas de TV y radio pero estas figuras resucitadas no han despertado mayor interés.
Los partidos de la derecha, que monopolizan la política electoral, no tienen problema alguno con el retorno de Noriega. El presidente Martinelli ha dicho que él no se opondría a que le den "casa por cárcel" por las condenas que recibió en juicios realizados en ausencia del viejo militar que tiene 78 años de edad. Algunos cuadros del PRD - actualmente en oposición - han dicho que son amigos de Noriega e irán a recibirlo cuando regrese. En los sectores de la izquierda – partidos no “parlamentarios”, sindicatos, asociaciones, etc. - Noriega no es un tema político. Más bien es un recuerdo amargo de la maquinaria represiva que dirigió durantes varios lustros.
En el pasado histórico de Panamá - al igual que en otros países (el mejor ejemplo es Napoleón), - líderes exiliados han regresado siendo recibidos por grandes multitudes y, sobre todo, grandes proyectos políticos. Todo indica que éste no será el caso de Noriega.
10 de noviembre de 2011.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Seguridad o “abusos de autoridad” en Darién

Hace varios meses denunciábamos los abusos cometidos por las instituciones militares panameñas, cuya existencia son contrarias a lo que indica la Constitución Política. Comunidades campesinas y de pescadores en Darién y Veraguas, así como los indígenas en la Comarca de Kuna Yala, son sometidos a requisas, detenciones y abusos físicos en forma cotidiana. El Ministerio de Seguridad Pública y el Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) los considera enemigos del país porque residen en áreas identificadas como sensibles. Son comunidades que están cerca de la frontera con Colombia y, además, sobre el litoral, tanto Pacífico como del Caribe.
Las bases, los retenes y las estaciones militarizadas responden a un plan que rebasa a Panamá y que desarrollan las fuerzas armadas de EEUU desde Colombia hasta México. EEUU está construyendo bases aeronavales sobre las costas panameñas y está armando a los estamentos militares panameños. Además, lleva oficiales y soldados a EEUU para entrenarlos en el uso de armas sofisticadas y en tácticas represivas.
La política de EEUU está debidamente documentada en sus manuales y reglamentos que son aprobados por el Congreso de ese país y que son publicados por las instancias correspondientes. En ejercicios militares realizados recientemente por el Comando Sur de EEUU, en los alrededores del Canal de Panamá, los norteamericanos identificaron como sus supuestos enemigos, a grupos campesinos e indígenas que encabezaban un imaginario movimiento insurreccional en el país. Si esta política es tomada a la ligera podría desecharse como tonterías propias de estos mandos militares. Sin embargo, los militares norteamericanos están inculcando en las tropas panameñas (inconstitucionales) un sentimiento antinacional que los obliga a identificar como sus enemigos a los trabajadores panameños y muy especialmente a los campesinos e indígenas.
En Changuinola, cuando a mediados del año pasado los obreros de las bananeras de la Bocas Fruit Co. se declararon en huelga fue un batallón del SENAFRONT que reprimió a los trabajadores dejando dos muertos de bala, otros por “daños colaterales” aún no esclarecidos y muchos heridos.
Las declaraciones verbales de las autoridades panameñas aseguran que los gastos en equipamiento, adiestramiento y maniobras militares se realizan en el marco de un propósito de seguridad nacional. Insisten en que están defendiendo las fronteras del país de supuestos traficantes de drogas ilícitas, de guerrilleros colombianos pertenecientes a las FARC o algo que han bautizado con el nombre de “narco-terroristas-guerrilleros”. Estos términos son tomados de documentos que aprueba el Congreso de EEUU para autorizar el gasto de miles de millones de dólares en sus planes militares en Colombia y México.
En el caso de Panamá no existe programa alguno sobre seguridad nacional que no sea escrito en inglés y traducido al español. El Ministerio de Seguridad Pública cuenta con un Consejo que no realiza investigaciones o estudios estratégicos. En otras palabras, ¿cuáles son las metas gubernamentales para erradicar el supuesto tráfico de drogas ilícitas o de neutralizar las tácticas de las FARC en esta coyuntura o en los próximos diez años? En el gobierno panameño no existe conocedor o experto en materia de política militar. Todos los militares panameños son entrenados en EEUU o en regimientos colombianos supervisados por EEUU. Todos son alimentados militar e ideológicamente por programadores norteamericanos que tienen planes muy ajenos a una política de seguridad nacional panameña.
Hace pocos días un grupo de estudiantes universitarios de la provincia de Darién denunciaron que “fueron (víctimas de) abusos de autoridad e intimidación” por parte del SENAFRONT y por la Dirección de Investigaciones Judiciales (DIJ). En una carta dirigida al rector de la Universidad de Panamá, Gustavo García de Paredes, los estudiantes denunciaron “toda una serie de hechos, que se caracterizan como agresiones, abusos de autoridad e intimidación por parte de miembros del SENAFRONT y la DIJ, ambas instancias de Policía, dirigidos a hostigar al presidente del Centro de Estudiantes, a miembros de la directiva y a estudiantes de la Extensión Universitaria de Darién”.
En la carta los estudiantes señalan que la intimidación “es en represalia por denunciar los actos de corrupción de las autoridades, por contratos de servicios y obras públicas cobradas al Estado, pero que no han sido cumplidos... Los estudiantes “solicitan el respaldo de las autoridades universitarias para elevar una sola voz de protesta, contra estos atropellos, ilegalidades y abusos”.
Por su lado, el Movimiento de la Juventud Popular (MJP) también denunció la “acción ofensiva policial y de los servicios de inteligencia nacionales y foráneos en contra del movimiento estudiantil universitario”.
Durante la segunda mitad del siglo XX el país fue militarizado para “protegernos” del peligro de una invasión “comunista”. La excusa le permitió a EEUU crear la Guardia Nacional (1953) y después las Fuerzas de Defensa (1983). En la actualidad, el gobierno del presidente Ricardo Martinelli está invirtiendo cerca de 500 millones de dólares en armas y equipos para que EEUU militarice nuevamente el país con la excusa de repeler bandas de narco-traficantes y/o a las FARC. Las supuestas incursiones fronterizas parecieran ser fabricaciones que tergiversan la realidad. El gobierno panameño aún no ha dado a conocer una estrategia propia para desarrollar una política exterior y de seguridad coherentes.
Panamá, 8 de diciembre de 2011.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Nuevo embajador de EEUU en Panamá

El gobierno del presidente Ricardo Martinelli anunció que aceptó la designación de Jonathan D. Farrar como nuevo embajador de EEUU en Panamá. Farrar fue encargado de la oficina de intereses de EEUU en Cuba hasta comienzos de 2011. También fue asistente del sub-secretario de Estado para asuntos relacionados con el Tráfico de Drogas ilícitas en Centro América durante la presidencia de George W. Bush.
Todo indica que Farrar viene con la misión muy específica de redoblar los esfuerzos bélicos de EEUU y convertir a Panamá en una aliada en la guerra de ese país contra la insurgencia militar en Colombia. Desde la llegada del presidente Martinelli al poder, Panamá se ha visto cada vez más envuelto en las tácticas militares de EEUU que combate la guerra popular que sostienen por varias décadas en el país vecino las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Curiosamente, el Senado de EEUU rechazó la designación de Farrar como embajador en Nicaragua. Un senador del subcomité que estudia las nominaciones de embajadores se opuso al nombramiento de Farrar por considerarlo demasiado indeciso en sus planteamientos sobre el gobierno sandinista en Nicaragua. Posteriormente, el presidente Barack Obama lo nominó para ocupar el puesto en Panamá.
Con los antecedentes de Farrar como alto funcionario del Departamento de Estado en asuntos relacionados con la represión del tráfico de drogas y el uso de fuerza militar para lograr esos objetivos, el gobierno panameño ya sabe a que atenerse. El actual ministro de Seguridad Pública, Raúl Mulino, es un defensor entusiasta de las tácticas militares para combatir el trasiego de ilícitos. Mulino encabezó recientemente un equipo de especialistas que hizo compras multi-millonarias de armas sofisticadas italianas, que incluían helicópteros y radares. También ha trabajado con especialistas del Comando Sur de EEUU en la instalación de bases aéro-navales a lo largo de las costas panameñas, en la compra de equipo militar y en el entrenamiento de jóvenes panameños en EEUU.
En una audiencia del sub-comité de Asuntos Hemisféricos del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de EEUU sobre “Tráfico de drogas ilícitas en Centro América”, en 2005, Farrar defendió la solución militar para poner frenar el tráfico de drogas. 
Según Farrar, “Centro América es el corredor principal por el cual los traficantes de drogas mueven sus cargas de cocaína, así como heroína, hacia EEUU, pasando por México”. El discurso de Farrar, sin embargo, refleja la política equivocada de Washington de convertir la lucha contra el consumo de las drogas en EEUU en una guerra militar enfocada en los países al sur de sus fronteras, desde México a Colombia, pasando por Panamá. Según el embajador norteamericano, “la política de EEUU consiste en reforzar la capacidad (militar) de los países (como Panamá) para eliminar el tráfico. Esto consistiría en transferir lanchas rápidas y el adiestramiento respectivo. También apoyamos (a Panamá) en desarrollar su capacidad para establecer cuarteles fronterizos para tener controles más seguros. Así mismo, establecer garitas a lo largo de la carretera Panamericana. Además, se trabaja en conjunto con la DEA para crear equipos móviles de control en varios de los países centroamericanos”.
En sus declaraciones de 2005, Farrar también hace mención de las “pandillas” que se han extendido por toda la región centroamericana. “Hay que trabajar en conjunto en un esfuerzo intergubernamental para evitar que los jóvenes no se conviertan en la próxima generación de carteles de la droga”.
EEUU reconoce la importancia estratégica de Panamá. Según Farrar, “Panamá es un centro (hub) de transporte internacional, tiene el Canal interoceánico y la Zona Libre de Colón. Además, tiene una flota marítima que utiliza su bandera (de conveniencia) y un centro bancario que convierte el país en un lugar ideal para el lavado de dinero”.   
Todo indica que Farrar será el primer embajador norteamericano que viene a Panamá con la misión casi exclusiva de contribuir a la guerra contra el tráfico de drogas en el país. Debido a que la política que desarrolla EEUU no puede poner fin al tráfico de drogas utilizando métodos militares, parece que Panamá se enfrenta a un futuro lleno de incertidumbres.
En 2011 el gobierno panameño inició una campaña mediática y política que pretende involucrar a la población en la frontera con Colombia y en el litoral de ambos océanos con supuestos guerrilleros de las FARC. Es probable que con el nuevo embajador norteamericano en Panamá esta campaña de distracción se incremente. En 2011 el ministro de Seguridad Pública asoció a la “sociedad civil” -a través de sus ONG - y a la Universidad de Panamá en escenarios junto con guerrilleros de las FARC. Además, reprimió a campesinos, indígenas y pescadores de Darién, Veraguas y la comarca Kuna Yala acusándolos de tener contactos con guerrilleros colombianos.
El embajador Farrar llega a Panamá en un período de mucha agitación política. También llega cuando se prevé la culminación de la ampliación del Canal de Panamá y un decrecimiento de las inversiones extranjeras. Su contribución podría ser positiva si abandona sus planes bélicos y apoya a los panameños quienes quieren consolidar el proyecto de nación. No será bien recordado si enfoca sus energías a la militarización y desestabilización del país.   
Panamá, 1º de diciembre de 2011.